Hilera de procesionaria en campo de golf
Los meses de octubre, noviembre y diciembre son el periodo en el que la procesionaria se encuentra en fase de larva. Durante estos meses crean los conocidos bolsones, que albergan los gusanos mientras se alimentan de las hojas de los pinos. Es en este momento en el que debemos actuar contra esta plaga. Si dejamos pasar estos meses y no se le pone remedio, las orugas procesionarias crecerán, se harán adultas y bajarán de los pinos hasta el suelo para seguir su ciclo. Entonces, se convierten en una plaga peligrosa tanto para nosotros como para nuestras mascotas. Es fundamental acudir a las empresas de control de plagas en Málaga, para poner remedio a este problema. En ningún caso se recomienda combatir esta plaga sin los conocimientos y la experiencia necesarios.
La procesionaria adulta cuenta con un sistema de defensa que resulta muy urticante, incluso llegando a provocar graves reacciones alérgicas. Su cuerpo está recubierto de unos finos pelillos que se desprenden cuando se sienten amenazadas. Esos pelillo quedan suspendidos en el aire y pueden ser inhalados, provocando así graves irritaciones. Si se tocan, son urticantes, causan fuerte picor y enrojecimiento de la piel, llegando incluso a inflamarse.
Esta plaga es especialmente peligrosa para las mascotas y los niños, puesto que es frecuente encontrarlas en parques y zonas naturales de gran afluencia de personas. Los perros pueden resultar afectados al olisquearlas, causándoles fuertes irritaciones en la nariz y la lengua. En los casos más graves, esta inflamación puede provocarles la muerte por asfixia si no se acude pronto a un centro veterinario.
Por estos motivos es fundamental contratar servicios de control de plagas en Málaga que eliminen la plaga antes de que se convierta en un problema. Existen dos métodos para solucionar la plaga de procesionaria del pino. Uno consiste en aplicar unas inyecciones en el tronco del pino, que le aportan nutrientes que envenenan a las orugas cuando los ingieren a través de las hojas. De esta forma acabamos con la oruga antes de que baje del árbol. El otro método consiste en realizar una fumigación tradicional a todo el pino, haciendo hincapié en las copas, donde se encuentran los bolsones.
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