Existen plagas comunes en invierno y otras que se dan con menos frecuencia cuando llega el frío. Al descender las temperatura muchos insectos se hacen menos visibles, pero eso no significa que no estén ahí. Por ejemplo, las cucarachas de alcantarillado (cucaracha americana) no aguantan bien el frío, por lo que salen poco de sus escondites. Pero están ahí y no dudarán en acceder al interior de cualquier estancia si encuentran un camino seguro.
Por otro lado, los roedores se hacen más visibles con el frío. Esto se debe, simplemente, a que buscan lugares calentitos para pasar el invierno y estos lugares suelen estar en el interior de los edificios.
Otra plaga frecuente en esta época son las arañas. Aunque no suponen un riesgo para las personas, cuando su población es elevada se hacen muy desagradables. A nadie le gusta encontrar telarañas en los rincones más inesperados.
Las termitas y las chinches son plagas que no entienden de épocas. Son muy activas y podemos sufrirlas todo el año. Las termitas son muy difíciles de detectar, por lo que al menor indicio, debes ponerle solución. Por su parte, las chinches saben esconderse muy bien en nuestros colchones, pero sus picaduras suelen hacerse visibles y las delatan.
Pese a que existan plagas comunes en invierno, debemos prestar atención a las que no son tan frecuentes, como las cucarachas. Aunque no las veamos, están ahí y pueden causar graves daños si no se les pone freno.
Es importante contactar con un profesional del control de plagas para poner fin a los problemas de manera eficaz y segura. Los remedios caseros pueden ser un arma de doble filo. Tal vez sean más económicos a corto plazo, pero no son la solución más efectiva.