La procesionaria del pino es una plaga cada vez más común en parques, jardines o colegios. Esta oruga, en su fase adulta, puede resultar muy peligrosa para la salud, sobre todo, de los niños y las mascotas. El cuerpo de la procesionaria está recubierto de unos finos «pelillos» que se desprenden y flotan en el aire cuando se sienten amenazadas. Es muy fácil inhalar estos filamentos, lo que puede provocar una grave reacción alérgica. Al contacto con la piel, también es frecuente que provoquen hinchazón, picor y mucha molestia.
En el caso de las mascotas, hay que tener especial cuidado. Dado su instinto curioso, si se encuentran con la procesionaria, querrán olisquearla y averiguar de que se trata. Debes impedirlo a toda costa. El contacto con la oruga puede ocasionar la muerte por asfixia a nuestras mascotas. Se produce una fuerte inflamación de la lengua del animal que provocarle la muerte. Es muchos casos, ha sido necesario cortar parte de la lengua debido a la necrosis causada por el contacto con la procesionaria.
La procesionaria del pino es especialmente peligrosa cuando la oruga alcanza su madurez y comienza su descenso hacia el suelo. Es entonces cuando forman su famosa «procesión» haciéndose más visibles. Este fenómeno coincide con los meses de febrero-marzo pudiendo expenderse hasta abril. Pero no se recomienda en absoluto esperar hasta este momento para tratar el problema. De hecho, el momento más propicio para realizar un tratamiento y que sea eficaz, es en los meses de octubre a diciembre. Durante este periodo, la oruga está creciendo y alimentándose de las acículas del pino. Con un tratamiento de endoterapia, envenenaremos a las orugas sin dañar el pino ni perjudicar el medio ambiente.
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